viernes, 20 de agosto de 2010

Furios cuenta su historia


Entrevista realizada el día 5 de junio de 2008

Iván Furios llegó hace menos de un año a Instituto y ya logró convertirse en una figura del plantel. Actualmente, se encuentra con una fractura en el dedo gordo del pie derecho que le impide jugar los últimos y definitorios partidos de La Gloria.
Más conocido como “Pelado”, este entrerriano de 29 años pasó por Boca y Chacarita, entre otros, antes de llegar a Córdoba. Divide su tiempo entre el fútbol, su familia y su hijo.

¿Qué director técnico te marcó en tu carrera?
Tuve muchos técnicos, pero sin duda el que me marcó fue Omar “El Pato” Pastoriza. Tuve la suerte de tenerlo como técnico; es una persona muy agradable.
¿Qué significó en tu carrera el paso por Boca?
Jugar en el club más grande de la Argentina es el sueño de todo futbolista. Aunque sean pocos partidos, te sacás el gusto de haber estado en el equipo. Además, Boca es un mundo aparte y es una gran experiencia estar ahí adentro.
¿Qué fue lo mejor y lo peor que te llevaste de Chacarita?
Me dio la posibilidad de jugar en Primera y conocer muchas figuras del ambiente del fútbol. Lo peor fue haber descendido con un grupo que era muy bueno, que no se merecía perder la categoría en ese momento.
¿Quién es tu ídolo en el fútbol?
Mi ídolo es el líbero italiano Franco Baresi. A nivel nacional, me gusta el temperamento y la ambición de ganar de Oscar Ruggeri. No lo pude enfrentar porque no me dio la edad, pero siempre lo miraba de chiquito y admiraba la forma de jugar.
¿Con qué expectativas llegaste a Instituto?
Mi intención era hacer un buen campeonato a nivel equipo. Tenía claro que venía a jugar a un club grande porque ya lo había enfrentado en Primera División y conocía la cantidad de gente que convocaba. Tuve la suerte de destacarme en lo individual y que la gente me demuestre el cariño.
Es raro que la hinchada ovacione y aplauda a un defensor, ¿por qué pensás que te pasa a vos?
Tal vez sea porque el hincha se identifica y le gusta la forma de jugar. Que te reconozcan en Córdoba y que los demás equipos también te respeten es más valioso cuando venís del interior.
Con el correr de los partidos te fuiste convirtiendo en un referente dentro del equipo, ¿qué significa eso para vos?
Es muy lindo que te saluden y te saquen una sonrisa. Pero esa palabra me da vergüenza. Lo asumo; es algo muy bueno porque se nota que dentro de la cancha he dejado todo por el club, lo estoy dejando todo…hasta el pie (Risas).
¿Cómo tomó tu familia esta elección por el fútbol?
Al principio era un hobby. Cuando me fui a probar a Boca y quedé, fue un cambio muy grande irme a vivir a Buenos Aires con 16 años. A los 19, me hizo el “clic” y decidí que iba a vivir del fútbol, que estudiar no me gustaba y que trabajar no quería. Mi familia lo aceptó, me acompañó y siempre tuve el apoyo de ellos.
¿Cómo es la relación con tu hijo?
Bárbara. Es el hijo varón que siempre quise y un hincha más. Me sigue a los entrenamientos cada vez que puede, hasta quiere faltar a la escuela para venir. Verlo en la tribuna es una alegría muy grande. Es como un compañero, más allá de que soy el padre; a veces hablamos como si fuéramos amigos.
¿Qué materia tenés pendiente en tu vida?
Terminar la escuela; me falta cursar alguna materia que dejé. Lo haría por mi familia, que es docente. Mi abuela fue directora de una escuela y es un esfuerzo que realizaría más por ellos que por mí.
¿Cómo es un día en tu vida cuando no tenés que entrenar?
Siempre te perdés los cumpleaños, el día de la madre y el padre… Por eso, trato de aprovechar la familia, a mi señora y mis amigos. Si tengo tiempo, me voy a Paraná. Intento recuperar el tiempo perdido que a veces dejo de lado por el fútbol.
¿Cual es tu mayor virtud y tu mayor defecto?
Una virtud es que soy muy sincero, me gusta decir las cosas como son, aunque a algunos eso no les guste. Y un defecto es que soy un poco calentón pero adentro de la cancha…afuera un poquito también (Risas).

martes, 3 de agosto de 2010

Vacaciones recicladas




“¿Vas a hacer un auto de competición?”, preguntó el profe.
“No, un auto para llevar gente”, contestó uno de sus alumnos.
Tapitas de plástico, rollos de cocina, desodorantes, radiografías, corchos, cajas de huevo, carreteles de hilo, botones… Todo sobre la alfombra y ¡manos a la obra! De esta forma, el profe Jesús Suárez les dio la libertad a los chicos, para que eligieran el juguete que iban a armar. Los que tenían alas fueron los predilectos, tal vez las mismas alas con las que hicieron volar su imaginación. La creatividad dijo presente en la sala principal de Alvear 157. Aparecieron aviones y cohetes, autos e instrumentos musicales, mariposas y muñecos. Todos hicieron sus propios juguetes reciclados, en uno de los talleres que se brindaron en el Centro Cultural Graciela Carena.
“Siempre trabajo con chicos, generando la conciencia ecológica en ellos porque son el futuro. Los grandes tenemos algunos vicios”, comentó el profe Jesús que vive en Unquillo y está construyendo su casa de barro en las sierras.
Aproximadamente, unos 20 niños de todas las edades –junto a sus mamás, papás y abuelos– que buscaban algo para hacer en estas vacaciones de invierno, disfrutaron del taller que costaba sólo 10 pesos. Después de terminar con sus bellas obras de arte, tomaron la merienda y disfrutaron de la sorpresa final.

Contame un cuento
“No hace falta ser pirata/ para encontrar un tesoro/ más precioso que un diamante/ y más brillante que el oro (…) Sólo abrir de par en par/ las páginas de algún libro/ dejar el alma volar/ en cada renglón leído”. Este fragmento pertenece a La búsqueda del tesoro de Fernando Israilevich. La actriz encargada de recitarla para los chicos que asistieron al taller de juguetes reciclados fue Julieta Barrantes. Así llegó la sorpresa del final: un espectáculo teatral de poesía llamado Un laberinto de versos, que tiene como finalidad la interpretación de los textos y del lenguaje poético y que incluye poesías de Federico García Lorca, Elsa Bornemann, Silvia Schujer y otros. Ella Canto, el personaje que interpreta Julieta, con su encanto y colorido, atrajo la atención de los niños que quedaron fascinados ante un espectáculo que se disfruta con todos los sentidos. Una muchacha muy curiosa y gentil, con su valijita en mano, cuenta una historia, utilizando un telón de fondo (pintado por el artista plástico Marcos Sánchez), que tiene muchos bolsillos escondidos y de ellos aparecen objetos que forman parte del recitado. Atrapándolos en el relato y creando un clima especial, Ella Canto intentó (y lo sigue intentando) dejar grabada en la memoria de cada niño, la importancia de la lectura. Ella Canto sigue su viaje, valija en mano, enseñando a chicos y grandes “sentir, cómo el papel, todo un mundo nos invita”.

Publicado en la revista cultural 3 AM (edición agosto)